Redacción./ Hace algunos años algunas multinacionales comenzaron a implantar esta campaña en los mercados europeos y entre ellos el español. La finalidad que persiguen los comercios es que los consumidores adelanten sus compras navideñas. Aunque en teoría el black friday es sólo un día, algunas grandes cadenas han decidido alargarlo durante cuatro días.
Hay que tener en cuenta que el black friday no es como las rebajas tradicionales, es decir, no se hacen descuentos generalizados, salvo alguna excepción, sino que se sólo se ofertan una selección de productos concretos y, además, se suele tratar de unidades limitadas, por lo que, en algunas tiendas, podemos encontrar artículos gancho de los que se beneficiarán sólo los más madrugadores. En otras tiendas también las ofertas no son fijas sino que van cambiando a lo largo del día, por lo que conseguir un buen descuento a veces puede resultar complicado.
Es conveniente saber cuánto valía el artículo que queremos comprar unos días antes para saber si su precio ha sido “inflado” o no previamente.
Es bueno comprobar también las condiciones de devolución o de cambio del artículo.
Si la compra es online, no debemos olvidar fijarnos en los gastos de envío y en los plazos de entrega.
Debemos estar atentos a las ofertas para ver si son compatibles entre sí, es posible que no se puedan elegir dos ofertas que beneficien al mismo artículo y habrá que hacer cuentas para ver cuál nos interesa sin dejarnos deslumbrar.
Es importante valorar si nos compensan determinadas promociones. Por ejemplo, no es lo mismo un cheque-regalo que un descuento directo. Hay establecimientos que aseguran descontar una cantidad en ciertos artículos, pero en realidad nos obligan a pagar el precio completo del producto para que nos entreguen el cheque, que sólo se podrá usar en una futura compra en ese mismo establecimiento.
En general, lo más recomendable es hacernos una lista con los productos que realmente necesitamos para no dejarnos llevar por la emoción y evitar caer en la compracompulsiva y comprobar los precios ofertados, así sabremos si de verdad vamos a ahorrar dinero.
Comprar primero los productos que necesitemos para evitar comprar primero artículos superfluos. Después, si nuestra economía nos lo permite, podemos darnos un capricho.
Por último, recordar que nuestros derechos no cambian, son los mismos en cuanto a devoluciones o cambios y garantías