Redacción./ La aparición de las directivas que regulan las actividades en la industria química pretende prevenir los accidentes graves asociados a este tipo de establecimientos en los que hay productos peligrosos y limitar sus consecuencias para la salud humana, los bienes y el medio ambiente.
El desarrollo legislativo ha estado, en la mayoría de los casos, ligado a accidentes graves ocurridos en diferentes países de Europa. La primera directiva, conocida como Seveso, toma el nombre de esta localidad italiana, donde en 1976 se produjo un accidente en una fábrica de pesticidas, como consecuencia de una reacción fuera de control en el proceso de fabricación se liberó una dioxina en forma de nube tóxica.
“Aquel accidente puso de manifiesto las grandes carencias que existían en materia de planificación y coordinación de emergencias”, según explica María Calvo, investigadora del Grupo Universitario de Investigación Analítica de Riesgos (GUIAR) de la Universidad de Zaragoza, cuyo trabajo ha sido premiado por la Cátedra FREMAP de Prevención de Riesgos Laborales.
En su estudio, esta investigadora recoge cómo a partir de ese momento, se decidió regular, en el ámbito europeo, algunas actividades industriales que almacenasen ciertas cantidades de determinadas sustancias peligrosas en sus instalaciones. Se recogieron hasta 180 sustancias peligrosas y el objetivo era proteger a los trabajadores, a la población en general y al entorno.
La segunda directiva, conocida como Directiva Seveso II, fue publicada en el año 1996, tras la sucesión de varios accidentes industriales muy graves como el de Bhopal y supuso un importante avance en temas de seguridad industrial. En 2003, se volvió a modificar esta norma para “incluir las lecciones aprendidas de otros accidentes graves ocurridos en ese intervalo de tiempo”, recuerda esta investigadora de la Universidad de Zaragoza. Entre ellos, menciona el de Baia Mare en Rumanía, el accidente pirotécnico de Enschede en Holanda o la explosión de una fábrica de fertilizantes en Francia.
En la actualidad se está implantando la Directiva Seveso III, la única que no está ligada a un accidente industrial sino a la nueva reglamentación sobre clasificación, etiquetado y envasado de sustancias, conocida como Sistema Globalmente Armonizado.
GUIAR es un grupo del Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A), formado por la Dra. Cristina Nerín, Berta Seco, Araceli Tena y María Calvo, que estudia todos los aspectos relacionados con el riesgo tecnológico de instalaciones industriales, concretamente con el riesgo químico, el riesgo radiológico y el riesgo asociado al transporte de mercancías peligrosas. Está integrado en el grupo GUIA (Grupo Universitario de Investigación Analítica) del Departamento de Química Analítica de la Universidad de Zaragoza.
Sus trabajos en torno a las actividades industriales y los riesgos comenzaron en 1988. Su fundadora, la Dra. Cristina Nerín, intervino en todas las discusiones de carácter técnico y administrativo previas a la elaboración de normativas que se implantaron en España. Actualmente, sus actividades se centran en accidentes graves, sustancias y mezclas peligrosas, en el transporte de mercancías peligrosas por carretera y ferrocarril y en el riesgo radiológico.