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Distancia siete minutos

sin_titulo-1[2]Francisco Javier Aguirre.-  Una contingencia obliga a Félix, un juez que acaba de cruzar el ecuador de la madurez, a regresar a casa de su padre. Ambos viven solos, porque el hijo está separado y el padre es viudo. El traslado provisional se debe a que la casa de Félix sufre una plaga de termitas y debe desalojarla durante unos días para la desinfección por medios químicos.

En torno a este núcleo argumental giran varios temas, uno troncal, la búsqueda de la felicidad, otro laboral, el desempeño de la función de juez, otro circunstancial pero de alcance simbólico: la plaga de termitas, y un cuarto de cronología también simbólica: el viaje a Marte de la sonda espacial ‘Curiosity’, que está a punto de aterrizar en el planeta rojo, con sus siete minutos de descenso controlado a la superficie, un momento crítico.

El trabajo es el resultado de un proceso de documentación, realizado durante más de un año, que se inició en febrero de 2012, fecha del segundo Congreso Internacional de la Felicidad, celebrado en Madrid, pasó por visitas y entrevistas en la cárcel Modelo de Barcelona y continuó analizando los asuntos tramitados por diversos juzgados civiles y penales. La pieza es, de este modo, una conjunción de todo lo anterior, es decir un estudio sobre la felicidad, la justicia, la comunicación y el encierro.

El marco temporal lo pone un elemento dinámico, el lanzamiento de la sonda espacial y sobre todo su aterrizaje  (amartizaje), aparentemente ajeno a la trama, pero que se articula con ella por el hecho de la inseguridad y la tensión en que se desarrolla el experimento.

La obra entretiene, aunque sobre todo hace pensar. Los problemas de la incomunicación familiar que derivan en consecuencias a veces trágicas, se exponen a lo largo de la trama cada vez con mayor contundencia. Las alusiones cómicas son leves, pero las dramáticas intensas. Padre e hijo ahondan en sus respectivas filosofías vitales, en un vano intento de comunicación. El suicidio como salida a las tensiones convivenciales aparece de forma impactante, causando un efecto catártico en el espectador.

Un montaje ágil, muy sugerente, novedoso, jugando con luces efímeras y sombras profundas, con música incisiva y escenografía minimalista contribuye a la originalidad del espectáculo.

 

Francisco Javier Aguirre

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