ZBN./ La pintora, dibujante y grabadora Iris Lázaro, una de las principales representantes de la pintura figurativa aragonesa y actualmente una gran maestra del realismo en Aragón, expone sus obras en La Lonja, a partir de mañana, 6 de septiembre, y hasta el 31 de diciembre de 2016.
La muestra, ‘Retrospectiva 1977-2016’, recoge las etapas fundamentales de la trayectoria profesional de la artista a lo largo de los últimos cuarenta años. Está integrada por cincuenta y siete pinturas al óleo sobre lienzo (salvo una realizada sobre panel) y cinco dibujos a lápiz sobre papel. Todas ellas están fechadas entre 1977, cuando sólo llevaba tres años practicando con el pincel, y este mismo año 2016, al que pertenecen dos de las obras expuestas.
Una muestra de 62 obras
La exposición nos permite conocer y disfrutar los sucesivos territorios frecuentados por Iris Lázaro a lo largo de su carrera, desde los surreales vestidos vacíos de los años ochenta, cercanos al llamado realismo mágico, pasando por los muros de azulejería publicitaria de los noventa y llegando hasta hoy mismo, a la persistente presencia de los paisajes, los huertos, la luz inenarrable de su pueblo, al que viene dedicando desde hace veinte años la mayor parte de su obra. El entorno de Trébago, su vegetación y muros de piedra son protagonistas de su pintura.
Son piezas de mediano y gran formato que permiten conocer, en extensión y profundidad, las características técnicas, las preferencias temáticas, los valores formales y expresivos que identifican y distinguen el trabajo de una pintora que siempre sorprende y emociona con su extraordinaria sensibilidad plástica.
IRIS LÁZARO MARTÍNEZ
Nacida en 1952 en Trébago (Soria), Iris Lázaro muestra muy pronto su inclinación por la pintura, surgida quizás al contemplar cómo su padre, aficionado al dibujo, trazaba para entretenerla figuras de animales.
En 1971 se traslada a Zaragoza para proseguir sus estudios en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos. Allí conoce al pintor Eduardo Laborda, quien le anima a dedicarse exclusivamente a la pintura.
En 1974 obtiene el primer premio en el certamen de pintura Mariano Barbasán convocado por el Ayuntamiento de Zaragoza. Concurre, desde entonces y hasta finales de los años ochenta, a numerosos certámenes, destacando su participación en los celebrados en la ciudad de Sevilla. Con una beca de la Diputación de esta ciudad se traslada a Londres en 1978. El encuentro con Zurbarán en la National Gallery reafirma la fascinación por los ropajes, iniciada en Sevilla, con la contemplación de las santas de este pintor en el Museo de Bellas Artes de la capital hispalense.
En 1979 obtiene el premio San Jorge de pintura, de la Diputación Provincial de Zaragoza. Pablo Serrano, miembro del jurado, le pone en contacto con el galerista Germán Bandrés, propietario de la Sala Gaudí de Barcelona, que adquiere su obra en exclusiva durante dos años.
En 1990 entra en contacto con el coleccionista y galerista Sam Benady, que adquiere buena parte de la obra realizada entre 1990 y 1992. Este año realiza sus primeros grabados en el taller Obra Gráfica Original de Madrid, actividad que alterna con la pintura desde entonces.
En 1996 comienza una serie de óleos de los alrededores de Trébago, motivada por la inminencia de cambios que van a producir una radical transformación en el paisaje.
En 2003 realiza por encargo de la Caja Rural de Aragón tres pinturas destinadas a decorar espacios en el techo de la cuarta planta del Edificio Cajalón (antiguo Casino Mercantil). Son óleos de grandes dimensiones que completan la decoración mural del salón de columnas que se llevó a cabo a principios del siglo XX con pinturas de Díaz Domínguez y esculturas de José Bueno, entre otros artistas. La intervención pictórica de Iris Lázaro en el edificio se complementa con el diseño de la vidriera de la escalera principal.
En 2016 el Centro Soriano de Zaragoza le concede el premio Moisés Calvo por su trayectoria artística.