Redacción. Miguel de Cervantes Saavedra publicó El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, la primera parte de la novela Don Quijote de la Mancha, en 1605. Poco imaginaría entonces que su Quijote iba a seguir cabalgando con fuerza más de cuatro siglos después. Cervantes fue cronista de una época, pero sus personajes nunca caducan, se adaptan a los tiempos. Hay tantos Quijotes como lectores, y sus reencarnaciones son múltiples. La última es la ideada por el bailaor sevillano Andrés Marín, junto a Laurent Berger, en su espectáculo D. Quixote, que estos días lleva su particular visión del flamenco al público francés.
Gracias a la literatura de Cervantes podemos conocer cómo vivían nuestros antepasados a principios del siglo XVII, sabemos a qué jugaban en la época o qué hacían para comer, entre muchas otras cosas. De ahí el germen de la ruta turística «La Zaragoza que pudo conocer el Quijote», impulsada por Zaragoza Turismo con motivo del 400 aniversario de la muerte del escritor, pero que todavía se realiza en algunas fechas a lo largo del año, y que nos permite conocer cómo era en la época cervantina la ciudad que más veces se menciona en Don Quijote. La obra de Cervantes es testimonio de su tiempo, y a la vez, se considera que Don Quijote es la primera novela moderna de la Historia.
Andrés Marín es en cierto modo como Cervantes. El bailaor es un gran conocedor de la tradición flamenca, y al mismo tiempo un transgresor en el género. Nacido en Sevilla en 1969, es hijo de la cantaora Isabel Vargas y del bailaor Andrés Marín, por lo que el flamenco le viene de cuna. Su inquietud le ha llevado a interesarse por otras formas de Arte, especialmente el de vanguardia, algo que se refleja en sus montajes. Sus espectáculos despiertan sentimientos encontrados; parte de la crítica, la más purista, no cree en sus propuestas, mientras que hay un buen número de especialistas que alaban su trabajo. El bailaor entiende el flamenco como un lenguaje, una manera de expresar sentimientos e ideas. El nombre de su compañía dice bastante: Andrés Marín Flamenco Abierto.
El nuevo espectáculo de Marín se entrega al personaje que es patrón de los soñadores y de las causas perdidas: Don Quijote. Un Quijote flamenco con guantes de boxeo y zapatillas de fútbol, que monta en moto y va en monopatín. Cervantes contado a través de la danza, con el cante de Rosario la Tremendita y la música electrónica de Daniel Suárez y Nacho Jaula.
El estreno mundial de D.Quixote se produjo el pasado 7 de noviembre en el Teatro Nacional de Chaillot, con motivo de la presentación de la Tercera Bienal de Flamenco de París. Después el espectáculo ha viajado a Nîmes y de ahí irá a Antibes, Annecy, Anglet, Draguignan, Martigues y Amiens. Siendo una coproducción hispano francesa, bajo el paraguas de instituciones como la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, se espera su paso por España y que no le pase como a Quijote con Zaragoza.