ZBN. Hoy Zaragoza celebra el día del patrón, San Valero, al que se califica como «rosconero y ventolero». San Valero es patrono de Zaragoza desde el siglo XII y cada 29 de enero se celebra su festividad coincidiendo con el aniversario de su muerte (falleció en el 315).
No se disponen de demasiados datos de la vida de este hombre santo, que vivió en el siglo IV y sufrió la persecución romana. Sin embargo, sí existen algunos documentos históricos -principalmente los de su biógrafo, el poeta romano Prudencio- que nos permiten hacernos una idea de cuál fue la historia de Valero de Zaragoza.
Descendiente de la familia noble romana de los Valerios, nació en Zaragoza a mediados del siglo III. Su participación en el Concilio de Elvira -primer concilio que se celebró en Hispania Bætica por la iglesia cristiana, en la actual ciudad de Granada, y del que se conservan las actas- lo acredita como obispo de la sede Cesaraugustana. Fue nombrado por aclamación popular y tenía un diácono que lo ayudaba, Vicente, que ha pasado a la historia como San Vicente Mártir.
Confesor y mártir
Ambos, obispo y diácono, dedicaron sus vidas a difundir la palabra de Dios, motivo por el cual fueron víctimas de la persecución contra los cristianos decretada por el emperador Diocleciano y llevada a cabo por el gobernador de Hispania Daciano.
Valero y Vicente fueron detenidos y trasladados a Valencia para ser juzgados por Daciano. Según ha pasado a la historia, Valero podría haber sido tartamudo, motivo por el cual Vicente se encargó de la defensa de ambos religiosos. Al final, Vicente fue torturado hasta la muerte -convirtiéndose en mártir-, mientras que Valero fue desterrado a la ciudad de Enate, en el Pirinero aragonés, donde fallece el 29 de enero del 315 a una edad muy avanzada. Por este motivo, a San Valero se le conoce como confesor de la fe cristiana, mientras su pobre diácono recibió el título de mártir.
Reliquias en La Seo
En 1050, lo que se creyó era el cuerpo venerable de San Valero fue trasladado a la sede episcopal de Roda de Isábena. Así, tras la conquista de Zaragoza por Alfonso I en 1118, la nueva Iglesia Cesaraugustana toma a Valero como protector y patrono, y solicita a la catedral de Roda de Isábena que le envíe sus reliquias.
En 1121 llega el brazo, protegido actualmente en un relicario de plata y en 1170 la cabeza para la que el papa Luna regala un busto relicario que, lejos de reproducir los rasgos de Valero, parece ser que reproduce los del mismo donante, por lo que el busto de San Valero puede considerarse un retrato de Benedicto XIII.
El busto de San Valero se expone permanentemente en el retablo mayor de la catedral del Salvador (La Seo) de Zaragoza, junto a los de San Vicente y San Lorenzo.
San Valero ventolero y rosconero
Tildar a San Valero de ventolero tiene su origen en que el día de su festividad suele soplar el cierzo en la ciudad. Asimismo, los zaragozanos suelen celebrar el día del patrón tomando roscón, un postre típico que antes se vendía en la calle y que, desde el año 1992, es tradición repartir trozos de un roscón gigante en la Plaza del Pilar. Este roscón suele medir aproximadamente un kilómetro de longitud con una tonelada de peso y, como ya sabemos, se forman largas colas para degustarlo.