Redacción. La consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales del Gobierno de Aragón, María Victoria Broto, ha firmado esta misma mañana la desintervención de los dos centros que seguían bajo la gestión del Departamento debido a la difícil situación vivida durante la pandemia. Se trata, ha especificado la consejera, de los de Illueca y Mallén. Esta firma supone que los centros vuelven a pasar a manos de sus antiguos gestores y que, en estos momentos, no queda ningún centro intervenido por el Gobierno de Aragón. Todos ellos han tenido que entregar un detallado plan de contingencia especificando medidas de sectorización, aislamientos y procedimientos en previsión de lo que pueda ocurrir.
Las residencias que desde el mes de marzo han requerido esta acción por parte del Departamento de Ciudadanía y Derechos Sociales han sido ocho: a las de Mallén y Illueca, se suman Vera, Épila, el Asilo de San José, La Merced, Los Olivos y el Portillo. Las intervenciones vinieron provocadas por varios motivos, como un número elevado de contagios o bajas entre el personal directivo. Todas ellas han tenido siempre como objetivo –tal como se ha recordado durante toda la crisis sanitaria- ayudar a encauzar la situación del centro y dar la mejor atención a los residentes. Una vez este objetivo se ha cumplido y la residencia ha superado los 28 días sin caso, finaliza esta acción y el centro vuelve a manos de sus responsables, con quienes se ha trabajado de forma coordinada durante la pandemia.
Refuerzo de plantilla
En estos centros, en su conjunto, se han reforzado las plantillas con el apoyo de 41 profesionales del Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS), entre otros perfiles laborales. En el caso de la residencia Los Olivos de Huesca, que fue intervenida el 1 de abril, el Gobierno de Aragón aportó el apoyo de 11 profesiones. Este centro pasó a manos de sus gestores el 18 de mayo. En Vera de Moncayo, que fue intervenida por la comarca a instancias del Departamento el 2 de abril, la comarca aportó a siete gerocultores y dos profesionales de limpieza. Esta intervención duró hasta el 15 de mayo. También el 1 de abril se llevaron a cabo las intervenciones del Asilo de San José y la de la residencia de Épila. En el primero, se contó con 20 profesionales de la Administración y, además, la fundación titular contrató un servicio de catering. El centro fue desintervenido el 18 de junio También en Épila, donde se reforzó la plantilla con cuatro profesionales aportados por el IASS, se contrató cátering, limpieza y desinfección por parte el Ayuntamiento de la localidad. La intervención en Épila duró hasta el 5 de mayo.
La residencia de Mallén, cuyo proceso de intervención comenzó el 13 de abril, el IASS aportó a tres profesionales y el patronato, a 10. En Illueca, intervenida el 16 de abril por la comarca a instancias del Departamento, se reforzó la plantilla con diez profesionales aportados por la fundación y dos por el IASS. También aquí la fundación contrató un servicio de cátering. Respecto a La Merced (Casa Amparo de Huesca) y el Portillo (Zaragoza), intervenidos en la segunda quincena de abril, también se han realizado, en total, cuatro contrataciones. La primera fue desintervenida el 15 de junio y El Portillo, el día 13 del mismo mes.
Nueva normalidad
El final de las intervenciones de las residencias supone un paso más en la vuelta a la normalidad en los centros residenciales de Aragón, una vez superada la fase más dura de la pandemia y se produce una semana después de que cerrara sus puertas el último centro covid que permanecía abierto, el de Casetas. No obstante, en estos momentos, y en previsión de lo que pueda pasar, se mantendrá activado uno de estos centros intermedios por provincia: el de Casetas, con 46 camas y 26 profesionales; el de Yéqueda, en la provincia de Huesca, al cien por cien, es decir, con sus 47 camas y diez profesionales, y el de Gea de Albarracín, también con todas sus camas, 50, y diez profesionales.