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Presentan un Catálogo Florístico de la Reserva Las Saladas de Chiprana

Redacción. Los primeros naturalistas que recorrieron la Península ibérica, en el siglo XVIII, quedaron fascinados con la vida que germinaba en un entorno tan hostil y extremo como las saladas de Chiprana.

Presentación del Catálogo. / Foto: Consejo de Protección de la Naturaleza de Aragón.

Esa misma fascinación es la que llevó a Francisco Javier Yera, María Solima y Joaquín Ascaso a elaborar durante años el Catálogo Florístico de la Reserva Natural de las Saladas de Chiprana, un libro que recoge más de 450 taxones de especies vegetales que habitan en esta reserva natural y que ha sido presentado en el edificio Paraninfo de Zaragoza.

El catálogo, editado y presentado por el Consejo de Protección de la Naturaleza de Aragón, pretende servir como documento de referencia a la hora de estudiar la flora de este complejo endorreico.

Flora Chipriana. / Foto: Consejo de Protección de la Naturaleza de Aragón.

“Las especies vegetales que crecen en estas lagunas saladas han desarrollado estrategias de supervivencia únicas que les permiten sobrevivir en un entorno tan extremo como este, con esos niveles tan elevados de salinidad”, ha indicado Yera. Una condición que sumada al número de especies registradas, más de 450, hace de estas saladas un espacio único. “La diversidad y riqueza vegetal que hemos encontrado en un espacio natural tan reducido como las Saladas de Chiprana es alucinante”, ha apuntado.

En la presentación del libro también han participado José Ignacio Canudo, director del Museo de Ciencias Naturales, y Francisco Comín, del Instituto Pirenaico de Ecología quien ha destacado el valor de este singular espacio.

Vista de la Salada Grande en dirección noreste. / Foto: Consejo de Protección de la Naturaleza de Aragón.

“Chiprana, junto con otras saladas como Sástago o Bujaraloz, constituyen una representación muy paradigmática de este tipo de ambientes esteparios salinos. Se trata de algo único en el sur de Europa. Haciendo un símil con el patrimonio monumental, estas saladas serían algo así como el mudéjar de los espacios naturales. Algo único en el mundo”, ha explicado.

Según el investigador, miembro también del Consejo de Protección de la Naturaleza, la reserva natural se va a enfrentar a nuevos retos en los próximos años generados, por ejemplo, “por la llegada de parques fotovoltaicos a los cultivos de secano que rodean la laguna”. Sin embargo, según ha explicado, “la resiliencia de estos sistemas es tan grande que, a no ser que haya grandes cambios en la salinidad, las comunidades biológicas resistirían”.

Las 154 hectáreas que conforman la Reserva Natural de las Saladas de Chiprana se localizan a unos 5 kilómetros de la población de Chiprana y a una altitud aproximada de 135 m. Su reciente declaración, en 2006, supuso la protección definitiva de este espacio representativo de los ecosistemas salinos de interior. Un entorno singular y frágil, que alberga especies vegetales como la salicornia, la sosa o el tamariz y especies animales como el tarroblanco, el andarríos o la garza real.

En las Saladas, debido a la alta concentración de sales no pueden vivir peces, ni anfibios ni reptiles. Sin embargo, destaca la presencia de un pequeño invertebrado, Artemia salina, que en determinadas épocas del año tiñen de rojo las aguas.

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