Adrián Luis. / No importa la distancia o no tener un sitio para dormir. Las fiestas de Aragón son un bien, al igual que la bandera, que aúna a sus habitantes, sean del rincón que sean, con un único fin: disfrutar de un ambiente jovial. La estación de trenes y autobuses o el lugar de referencia donde quedan los amigos para montar en el coche son los puntos de partida hacia esos destinos. Ya en los epicentros festivos, los muchachos y muchachas, con el uniforme o sin el uniforme del lugar, aguardan inquietos el momento del pregón. Un pistoletazo de salida de charangas, peñas, conciertos y verbena.
Los jóvenes destacan de estos encuentros que son una manera de conocer a personas de allí y de volver a ver a las amistades de aquí. El zaragozano Álvaro Aguilar lleva viajando a Huesca cinco años y a Teruel cuatro años para dar testimonio de las congregaciones que en estas localidades se forman. “La convivencia, en general, muy buena. A veces hay un poquito de pique porque hay gente que tiene un poquito de aversión a la gente de la capital. A Aragón le encanta la fiesta y siempre que nos juntamos es perfecto”, sostiene Álvaro Aguilar. El también cesaraugustano y peregrino de estos festejos, Jorge Latorre, señala como virtud de las Fiestas de San Lorenzo que la marcha se prolonga hasta la salida del sol: ”Aquí en Huesca hay ritmo hasta altas horas de la mañana”. En cuanto a las Fiestas del Ángel, Latorre apunta que lo mejor es ”sobre todo el ambiente y que hay carpas dispersas por toda la ciudad y eso crea una atmósfera muy festiva para estar todos en comunión”.
Para Adrián Monserrate no supone ningún problema la cantidad de kilómetros que separa su Alcañiz natal de las fiestas patronales de Zaragoza o Huesca: “He estado en Pilares, en Huesca este primer año –confiesa Monserrate–, en Teruel. Aparte, en Alcañiz y en el mes de agosto siempre vamos algún sábado a algún pueblo de por ahí”. Otras personas optan por las fiestas de los pueblos en vez de las de las urbes aragonesas. Este es el caso del oscense Miguel Mayoral: ”Las grandes fiestas no me gustan por la masificación”. Mayoral prefiere las fiestas de Arguis, Jaca, Loarre, etcétera.
En definitiva, almuerzos, comidas y cenas, música foránea y autóctona, cervezas y calimochos y duplicación de la densidad demográfica son el factor común de las fiestas patronales que se celebran en esta comunidad autónoma. Los pañuelos rojos, verdes o con cuadros rojos y negros anuncian que en Aragón hay fiesta.