Francisco Javier Aguirre. Prosigue el desarrollo del Festival Zaragoza Escena 2018 en los diferentes escenarios de la ciudad. Al Teatro del Mercado le ha correspondido ofrecer dos espectáculos relacionados con el poeta granadino Federico García Lorca, vilmente asesinado al comienzo de la última guerra civil. Es una figura anclada de forma indeleble en la memoria de todos aquellos que valoran la creación poética y teatral como una de las formas más rotundas de sentirse plenamente humanos.
La primera de las sesiones se ofreció el sábado 22 de septiembre por la compañía andaluza Histrion Teatro, bajo la dirección de Juan Carlos Rubio. Fueron Gema Matarranz y Alejandro Vera quienes, basándose en las cartas del poeta y desdoblados en hombre y mujer, propusieron una profundización en la compleja y ambivalente psicología del autor, manifestada en su correspondencia.
Los dos actores ampliaron los ecos de profundidad de las epístolas del poeta desaparecido para destilar las esencias de sus sentimientos, de sus pasiones, de sus temores, de sus deseos. Muy compenetrados ambos, abrieron una nueva perspectiva de ese misterio personal que en muchos sentidos sigue planteando el poeta andaluz.
La segunda de las referencias se produjo el pasado 28 de septiembre, viernes, en el mismo escenario, a cargo de Javier García Ortega, bajo la dirección de Jesús Arbués. Se trataba de escenificar el origen y destino de esa colección de poemas escondidos de García Lorca que se conocen como ‘Sonetos del amor oscuro’.
A través del eco y de las reacciones que produjeron en cada uno de los personajes vinculados al poeta que tuvieron conocimiento de ellos, sus colegas Vicente Aleixandre, Luis Rosales, Juan Gil Albert y Pablo Neruda, así como sobre una serie de personajes ajenos al mundo literario, entre los que destaca Nicolás Franco Salgado, primo del dictador, fue el actor desenredando los hilos de la madeja que constituyen esas once cumbres de la lírica expresada de forma preceptiva.
Excelente caracterización de los personajes aludidos por parte del actor, honda y sentida dicción de los sonetos lorquianos, acertado apoyo gráfico de las proyecciones y un montaje efectista que contribuyó a transmitir las vibraciones de alta densidad que contiene el epicentro del espectáculo, los textos del poeta desaparecido.