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El Teatro de la Estación ha acogido la representación de la obra 'Nada'.

El Teatro de la Estación ha acogido la representación de la obra ‘Nada’.

Francisco Javier Aguirre. La compañía teatral Ultramarinos de Lucas, de Guadalajara, ha presentado durante el pasado fin de semana, en el Teatro de la Estación, la versión dramatizada de una novela de fama internacional, ‘Nada’, escrita por la danesa Jane Teller, de contenido tan impactante que tras su primera edición fue prohibida en Dinamarca.

Hoy, en cambio, la obra se lee en los institutos y centros de enseñanza media como una manera de despertar la conciencia de los alumnos para prevenirles ante situaciones de enajenación de las que pueden ser víctimas, si no están advertidos.

Esta misma tarea la ha realizado, en diferentes centros educativos, también de Zaragoza, la compañía alcarreña, formada hace un cuarto de siglo por Marta Hurtado, Juan Monedero, Juan Berzal y Jorge Padín, que al mismo tiempo dirige la obra comentada.

La trama plantea el enfrentamiento entre uno de los alumnos de un curso de bachillerato y el conjunto de sus compañeros adolescentes. El disidente adopta una postura nihilista que le aparta del grupo. Reprocha a sus colegas su ceguera y les advierte de que en esta vida no hay nada que tenga sentido, valor, ni significado.

Los adolescentes intentan demostrarse a sí mismos y a su compañero, que simbólicamente se ha subido a un ciruelo, que no tiene razón, y organizan una estrategia para ir reuniendo en un local abandonado objetos que tengan valor y significado para cada uno. Se inicia de este modo una acción en espiral que poco a poco se convierte en un vértigo, hasta concluir de manera dramática.

La interpretación de los cuatro actores que personifican a 18 personajes, puesto que en el embrollo se ha involucrado a toda la clase, es de enorme dinámica y gran verosimilitud, con permanentes cambios de rol conseguidos con pequeños detalles de gestualidad o indumentaria.

El engranaje funciona con gran precisión y el proceso envolvente desborda los límites del escenario y afecta a los espectadores, que se sienten implicados en la acción, tanto intelectual como emocionalmente.

El montaje de luz y sonido, que recalca los momentos álgidos de la trama, los realiza la propia compañía desde el escenario, sin ayudas externas. Tras el estreno del sábado, día 10, un animado coloquio posterior a la interpretación abrió nuevos horizontes para comprender el alcance de la obra.