Fernando Gracia. Las carreras de Carlos Marqués-Marcet y David Verdaguer han confluido en varias ocasiones. El primero como director y el segundo como actor. Parece ser que estando de promoción del filme ‘Tierra firme’, el actor recibió la noticia de que su pareja estaba embarazada, lo que estimuló la imaginación del realizador quien le propuso filmar el proceso del embarazo para con ello pergeñar una trama donde se fundieran realidad y ficción.
Y en eso consiste ‘Los días que vendrán’, en una suerte de cinema verité de aire “indie”, que sin contar nada nuevo consigue un producto interesante, con momentos bastante conseguidos y otros como de relleno.
La línea argumental es muy leve y una vez planteada se limita a una especie de día a día de la relación entre ambos, ella una especie de tardo hippie y él más pequeño burgués, aunque ambos se nos presentan con un aire progre fácilmente reconocible.
Los diálogos y los gestos de los personajes son absolutamente naturalistas, favorecidos por la buena actuación de la pareja protagonista, el citado Verdaguer y María Rodríguez Soto, que nos presentan lo que en realidad fue su propio embarazo, sin rehuir escenas arriesgadas desde el punto de vista físico, que ellos dotan de una plausible naturalidad.
En el Festival de Málaga fueron reconocidos el director, la actriz y la propia película, no en balde estamos ante uno de esos filmes que suelen ser muy bien acogidos por los jurados en los festivales, aunque me da a mí que no tanto por los potenciales espectadores.
Y es que este filme, como ya ocurría con ‘10.000 Kms.’, su opera prima y para quien suscribe un título altamente recomendable, tiene en su modestia e incluso su escasez de presupuesto su mejor arma y su mayor problema. Lo que no a todo el mundo le acaba por interesar.
Si sienten curiosidad por el cine español que arriesga algo, ese cine no patrocinado por las cadenas televisivas y que intenta alejarse del lamentable estado de la comedia, tanto de supuestas risas como costumbrista, este interesante trabajo del joven Marqués les puede complacer. El resto se puede abstener.